viernes, 26 de agosto de 2011

El Barcino y El Tigre

En Honor a mi esposo y la anoranza por su pueblo

Marcos Perras, como se le conoce en el pueblo de Estación Dimas, Sinaloa, acostumbraba a tener muchos  perros, mismos que no importaba que tan flacos o llenos de pulgas los trajera, como fieles amigos lo acompañaba a donde quiera que iba; esta historia es de uno de los perros más especiales para él. Uno de esos días en los que pasaba por la casa llego como siempre a saludar a mi papá Don Rafael Castillo y hablando de todos los perros que ambos habían tenido, Marcos perras le conto la siguiente historia, por supuesto de la vida real, a mi papá –¡Nombre “Carrillo”! yo tuve un perro tan bonito, tan bueno mi perro, barcino el, que no me creerías lo que me paso con el- Un día andaba en el monte de cacería, esa ocasión Marcos perras decidió llevar consigo solo al barcino, andaba Marcos a caballo (de los caballos más flacos que pudieras ver en todo Dimas por cierto) y con el barcino por delante, ambos buscando venados o lo que fuera, ya que, en eso escucho que el barcino ladraba y se dijo -Este ya encontró algo- Empezó Marcos a seguir el ladrido pero no lograba localizarlo, además cada vez lo escuchaba más lejos y pensó –Que mala suerte solo traer hoy al barcino- Llego a unas quebradas y nada, empezó a llamar al barcino y nada. Ya se había hecho de noche y Marcos perras no lograba encontrar al barcino, todavía lo escuchaba muy a lo lejos ladrar, pero muy a lo lejos, paso como otra media hora ladrando y Marcos tratando de encontrarlo cuando de repente el barcino dejo de ladrar, Marcos pensó –Con que no le haya pasado nada, hmm al rato recala- Y se fue dejando al perro atrás llegando ya por la mañana a su casa, se acostó, se levantó tarde y el perro no llegaba, le platico a Elocadia su esposa -Fíjate que ayer se me perdió el barcino, ojala no se lo haya comido un animal- Paso un día, otro día, una semana, otra semana y no volvió -Andaba bien triste por el perro yo “Carrillo” quien sabe que le pasaría, pensé si le picaría una víbora o se cayó en la quebrada, en fin paso como un año y el barcino no volvió-.

Un día Marcos perras se encuentra en el mismo lugar donde el barcino se le había perdido –Como cosa del destino “Carrillo” de repente me vi ahí en el mismo lugar, y pues se me vino a la mente el barcino y pensé ¿qué tal que lo encuentre?- De repente vio un bulto extraño bajo un ébano luego, luego pensó en el perro hasta pensó que solo eran figuraciones, se fue acercando al ébano y para su sorpresa el bulto resulto el barcino –No lo vas a creer “Carrillo ahí estaba el barcino disecado viendo para arriba todavía con el hocico abierto, que volteo para arriba a ver qué era lo que estaba viendo el barcino y para mi sorpresa no vas a creer… que ahí arriba del ébano estaba un tigre… ¡También disecado “Carrillo”! Tan bueno era el barcino que al ver al tigre pensó en el amo, lo acorralo arriba del ébano y ni el barcino o el tigre cedieron así los encontré a los dos- Marcos perras tomo su perro disecado y se lo llevo a su casa, llego con su esposa y le contó la historia, Doña Elocadia no podía creer lo buen perro que se había portado el barcino y decidieron ponerlo de adorno en la esquina de la casa.

Mi papá se quedó parado en el porche pensando –No más yo me presto para escuchar a Marcos, ojala que nunca, ni él ni uno de sus perros flacos se vaya a topar de verdad con un tigre- Y por supuesto la historia paso a ser una de esas que mi papá me contaba en nuestro camino a la parcela.

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